lunes, 18 de marzo de 2013

LLEGAN LOS AÑOS OCHENTA


Se puede afirmar con rotundidad que a partir de 1975, todas las Juntas se han esforzado lo indecible para adquirir los terrenos colindantes a la ermita, y dar así al entorno un aspecto más agradable de cara a la celebración de la romería. Por otro lado, en 1976 se toma la determinación de trasladar la fiesta del Santo al fin de semana más próximo a su festividad, ya que en años anteriores siempre se celebraba en su día. Fue también en 1976 cuando se inició un proceso de restauración de la imagen de San Isidro en Valdepeñas.


 Procesión de San Isidro en Villahermosa. 1982
Fotografía cedida por: Manuel Corral Ruiz


La fiesta de San Isidro se asentaba con fuerza. Aparte de los actos religiosos, la celebración empezaba a incluir eventos ya habituales como el concurso de tractores o la consabida orquesta para amenizar las veladas. Una de las primeras que actuaron en las fiestas fue la Orquestina de La Torre de Juan Abad. Mientras tanto, las cuotas de los socios iban incrementándose: en 1976 ascendía a 40 pesetas, pero sólo dos años después ya se recaudaban 50 pesetas por socio. Además se añadieron nuevos concursos como la carrera pedestre o el concurso de cortes, lo que unido al ya habitual concurso de maniobra con tractor daba a la fiesta un aire más campestre, ensalzando y destacando por encima de todo los arduos trabajos y la vida del labrador.



 Otra vista de la Procesión del Santo. 1982
Fotografía cedida por: Manuel Corral Ruiz


 Entrega de trofeos del Concurso de corte de tractores. 1983
Fotografía cedida por: Pedro José Moya Castro


Al año siguiente, en 1979, se renueva el estandarte y comienzan a ponerse bancos de piedra en los alrededores de la ermita, aunque no fue sino hasta la década de los ochenta cuando la Hermandad construyó el edificio anexo del bar, y que sustituía a la caseta de madera que se venía utilizando hasta entonces. Ya en 1982, la cuota de los socios subía a 100 pesetas, y se incluían nuevos juegos como el tiro de la soga o las carreras juveniles. El tradicional "refresco" incluyó los populares bizcochos y puros, mientras que ese mismo año se repartía una medalla de San Isidro con un lazo que llevaba por título "La bandera nacional".




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