domingo, 17 de marzo de 2013

LA FLORACIÓN DEL ALMENDRO (1)



“Se experimenta una como embriaguez del corazón y del espíritu al contemplar estos lugares en época tan espléndida. La naturaleza toda parece rebosar de vitalidad al revestirse de los primeros delicados brotes verdes y las flores primaverales. Los almendros están en flor, las higueras comienzan a brotar, en todas partes se inicia una tierna germinación, tanto en la hoja como en la flor en botón.”


De "Las Aventuras españolas de Washington Irving". Claude Bowers




Estas palabras del genial hispanista americano, autor de la ya célebre “Leyendas de la Alhambra”, dan una idea de las impresiones que despierta en nosotros el espectáculo de los campos de almendros recién florecidos. Cuando los días invernales todavía son cortos, en medio de mañanas soleadas y noches inmóviles, como talladas en cristal de roca; cuando las heladas y la escarcha campean a sus anchas por llanos, cerros y olivares, el árbol del almendro se atreve a sacar al aire sus primeros botones de flor y saluda con un guiño la inminente llegada de la primavera. Con frecuencia los fríos nocturnos hacen mucho daño a este árbol en el periodo crítico en que las flores se abren con el conocido despliegue blanco-rosáceo, debido a la extrema delicadeza de estos órganos. Y es que, en contra de lo que se cree habitualmente, el almendro es un frutal originario de zonas cálidas y no soporta bien el frío. En el pueblo suelen verse almendros en las tierras menos agradecidas del término: los Palancares, el camino de las Salinas y el Charco de los Perros, o los Calares a la salida de Villahermosa hacia Infantes. Y es que se trata de una especie rústica que se adapta bien a la sequía y a terrenos pedregosos y poco profundos, como cabría esperar por su origen en las regiones montañosas del Asia Central y Occidental. 



Almendros en flor en Aldea del Rey
 Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide


Sin embargo, a pesar de esta aparente dureza, la temprana floración del almendro es un problema conocido desde antiguo. Se trata de su verdadero talón de Aquiles, y ya en la Biblia se consideraba a este árbol como símbolo de la vigilancia y condena de Dios ante la ligereza de espíritu de los hombres. Las yemas florales se hielan a una temperatura de -4ºC y -6ºC, y las flores abiertas apenas resisten los -2ºC. En numerosas ocasiones hemos visto perderse toda la producción en apenas unos días, puesto que las noches de febrero y principios de marzo, cuando el árbol exhibe sus mejores galas, son extremadamente frías y no es raro encontrarnos con heladas que pueden alcanzar y superar los 10º bajo cero. Los frutos recién cuajados son aún más sensibles, y por ello es de gran importancia elegir adecuadamente el lugar donde implantar los árboles (laderas soleadas y orientadas al sur), escogiendo a ser posible variedades de floración tardía.


Almendro y siembra
 Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide 


Otra bella estampa de estos días
 Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide 


Pero no es éste el único riesgo para la cosecha anual de almendras. En próximos artículos veremos cómo este frutal austero tiene muchas más peculiaridades que lo hacen llamativo, curioso en extremo, pero también mucho más delicado de lo que parece a simple vista.




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