“Se
experimenta una como embriaguez del corazón y del espíritu al contemplar estos
lugares en época tan espléndida. La naturaleza toda parece rebosar de vitalidad
al revestirse de los primeros delicados brotes verdes y las flores
primaverales. Los almendros están en flor, las higueras comienzan a brotar, en
todas partes se inicia una tierna germinación, tanto en la hoja como en la flor
en botón.”
De "Las Aventuras españolas de Washington
Irving". Claude Bowers
Estas palabras del genial hispanista americano, autor de la ya
célebre “Leyendas de la Alhambra”, dan una idea de las impresiones que
despierta en nosotros el espectáculo de los campos de almendros recién
florecidos. Cuando los días invernales todavía son cortos, en medio de mañanas
soleadas y noches inmóviles, como talladas en cristal de roca; cuando las
heladas y la escarcha campean a sus anchas por llanos, cerros y olivares, el
árbol del almendro se atreve a sacar al aire sus primeros botones de flor y
saluda con un guiño la inminente llegada de la primavera. Con frecuencia los
fríos nocturnos hacen mucho daño a este árbol en el periodo crítico en que las
flores se abren con el conocido despliegue blanco-rosáceo, debido a la extrema
delicadeza de estos órganos. Y es que, en contra de lo que se cree
habitualmente, el almendro es un frutal originario de zonas cálidas y no
soporta bien el frío. En el pueblo suelen verse almendros en las tierras menos
agradecidas del término: los Palancares, el camino de las Salinas y el Charco
de los Perros, o los Calares a la salida de Villahermosa hacia Infantes. Y es
que se trata de una especie rústica que se adapta bien a la sequía y a terrenos
pedregosos y poco profundos, como cabría esperar por su origen en las regiones
montañosas del Asia Central y Occidental.
Almendros en flor en Aldea del Rey
Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide
Sin embargo, a pesar de esta aparente
dureza, la temprana floración del almendro es un problema conocido desde
antiguo. Se trata de su verdadero talón de Aquiles, y ya en la Biblia se
consideraba a este árbol como símbolo de la vigilancia y condena de Dios ante
la ligereza de espíritu de los hombres. Las yemas florales se hielan a una
temperatura de -4ºC y -6ºC, y las flores abiertas apenas resisten los
-2ºC. En numerosas ocasiones hemos visto perderse toda la producción en apenas
unos días, puesto que las noches de febrero y principios de marzo, cuando el
árbol exhibe sus mejores galas, son extremadamente frías y no es raro
encontrarnos con heladas que pueden alcanzar y superar los 10º bajo cero. Los
frutos recién cuajados son aún más sensibles, y por ello es de gran importancia
elegir adecuadamente el lugar donde implantar los árboles (laderas soleadas y orientadas
al sur), escogiendo a ser posible variedades de floración tardía.
Almendro y siembra
Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide
Autor: Carlos Gustavo Barba Alcaide
Pero no es
éste el único riesgo para la cosecha anual de almendras. En próximos artículos
veremos cómo este frutal austero tiene muchas más peculiaridades que lo hacen
llamativo, curioso en extremo, pero también mucho más delicado de lo que parece
a simple vista.
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