Castro va derecho a ver
a las mulas. Valentina está hozando en el pesebre. Le acaricia la grupa, el
ancho costillar, el pescuezo; ella se vuelve y lo reconoce, pero no le presta
atención. Se vuelve al pienso.
- ¡Aquí estamos otra vez, Valentina! ¿Me has echado de menos? Ya se ve que no. Claro, tú aquí, en el pesebre, tan requetebién, haciendo carnes, y no te das cuenta de las fatigas que paso yo para traerte un celemín de cebada (…)
- Castro, de parte del comandante que tienes un pasajero.
- ¿Qué pasajero?
- Un alférez nuevo que va destinado a tu compañía.
Castro se encoge de hombros.
- Bueno, por lo menos iremos acompañados.
- ¿Quiénes iréis? ¿No has venido solo?
- No, he venido con cinco bestias, y con Valentina.
- ¿Cómo? ¿Una mujer en las trincheras?
- No, Valentina es una mula, pero tiene más conocimiento que tú.
- ¡Desde luego, lo que hay que oír –murmura el enlace cuando se aleja –, la mitad están tarumbas, con tanto tiro!
De “La Mula”. Juan Eslava Galán
- ¡Aquí estamos otra vez, Valentina! ¿Me has echado de menos? Ya se ve que no. Claro, tú aquí, en el pesebre, tan requetebién, haciendo carnes, y no te das cuenta de las fatigas que paso yo para traerte un celemín de cebada (…)
- Castro, de parte del comandante que tienes un pasajero.
- ¿Qué pasajero?
- Un alférez nuevo que va destinado a tu compañía.
Castro se encoge de hombros.
- Bueno, por lo menos iremos acompañados.
- ¿Quiénes iréis? ¿No has venido solo?
- No, he venido con cinco bestias, y con Valentina.
- ¿Cómo? ¿Una mujer en las trincheras?
- No, Valentina es una mula, pero tiene más conocimiento que tú.
- ¡Desde luego, lo que hay que oír –murmura el enlace cuando se aleja –, la mitad están tarumbas, con tanto tiro!
De “La Mula”. Juan Eslava Galán
La mula, o mejor dicho la yunta de mulas, representa en Villahermosa un elemento característico y casi emblemático de nuestra forma de vida rural. La yunta era la herramienta básica para las faenas del campo, sobre todo labores de arrastre y arado en tierras de labrantío, de forma similar a los tractores de nuestros días. Arrieros y gañanes (de los que no faltaban representantes en nuestro pueblo) también hacían de las mulas su medio de transporte preferido. Su figura erguida, señorial, dando vueltas y más vueltas alrededor de una noria bajo la solitaria noguera, resiste todavía en la memoria colectiva a pesar del tiempo transcurrido, una imagen familiar e inmortalizada además en numerosas obras pictóricas de todos los tiempos. La mula era el animal doméstico por excelencia, obediente, inteligente y fácil de dirigir, tan asociado a las faenas agrícolas que ya fue usado con profusión en España durante las épocas romana y árabe. Los musulmanes las preferían a los bueyes en las labores de secano propias de estas tierras, y se cuenta que las legiones romanas utilizaban habitualmente estas bestias de carga junto a los carros para transportar la intendencia. Cuando las reformas en el ejército obligaron a los soldados a cargar el equipo personalmente, con el objetivo de reducir el tamaño de las caravanas, los legionarios comenzaron a conocerse con el apelativo de "las mulas de Mario" por ser Cayo Mario el principal impulsor de esta iniciativa.
Yunta de mulas con todo su atalaje. Años cincuenta
Foto cedida por: Gregorio Calabria García
A nivel biológico el mulo tiene una peculiaridad, y es que se trata de un animal híbrido y por tanto estéril, resultante del cruce entre una yegua y un burro. En realidad existen dos tipos de mulos: el primero, clásico, ya citado; y otro más que proviene del cruce entre caballo y burra, al que con más propiedad se le denomina “burdégano”. Este último es de una variedad menos frecuente, ya que el parto es muy difícil y las prestaciones del animal son peores que en el caso de la mula.
Niños sobre un burro. Años sesenta
Cedida por: Ramona Matamoros
Trabajo del esquilador en los cuartos traseros. Años cincuenta
Foto cedida por: Gregorio Calabria García
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