-Ya me dirá para qué quiere a estas horas una tortilla de patatas -preguntó
la criada al entrar en la rebotica: traía en una mano un plato humeante, y en
la otra, una barra de pan.
-Puedo comer lo que quiera, ¿no?, y a la hora que se me antoje.
-Desde luego -dejó la carga en la mesilla y se volvió hacia la puerta-. Por
mí, atráquese y que le dé un patatús. Lo mismo da que se muera de un empacho
que de una borrachera.
-De lo que he de morir sólo lo sabe Dios, y no tengo curiosidad por averiguarlo
antes de tiempo -don Baldomero la miraba por encima de las gafas-. Esta noche
no ceno en casa.
-¿Se va de juerga?
-Voy a donde me parece.
De: Los Gozos y
las Sombras. Gonzalo Torrente Ballester
La patata es un tubérculo procedente
de Sudamérica y cultivado por el hombre desde muy antiguo. Se sabe, por ejemplo,
que las culturas andinas la cultivaban hace ya más de 6000 años, y que llegaron
a desarrollar distintas variedades a partir de especies silvestres resistentes a las heladas. Son precisamente
estas variedades las que hoy en día consumimos a nivel mundial. Las patatas no
se conocieron en Europa hasta el siglo XVI, cuando los primeros barcos
españoles cargados con productos americanos arribaron a Sevilla. La conquista
de Imperio Inca por Francisco Pizarro, y sobre todo el primer contacto con la
cultura indígena, trajo como consecuencia el descubrimiento de gran variedad de
productos de consumo entre los que este tubérculo fue uno de los principales
exponentes. Se cree que la patata llegó a España alrededor de 1554, y de aquí pasó rápidamente
a Italia y otras áreas de la órbita española, aumentando rápidamente su popularidad.
Su exotismo le granjeó al principio muchas simpatías, e incluso el entonces
todopoderoso rey de España y de las Américas Felipe II obsequió con patatas al papa
Pio IV, quien se sintió sorprendido y muy halagado por ello.
La planta de la patata
Autor: Philmarin
Sin embargo, no siempre las
patatas han estado tan valoradas como en la actualidad. Y es que poca gente
sabe que la planta no es comestible (nos referimos a la parte aérea), ya que
contiene una sustancia tóxica llamada solanina. Este veneno está casi ausente
en el tubérculo, presentándose sobre todo en la piel y en la capa inmediatamente inferior. Sin embargo, cuando las
patatas crecen muy cerca de la superficie o se produce un mal almacenamiento de
las mismas, la cantidad de solanina aumenta de forma
peligrosa. Entonces desarrollan unas manchas de color verde muy
visibles y no es recomendable su consumo bajo ningún concepto. Ahora sabemos la
razón por la que es importante guardar las patatas en lugares oscuros y secos.
Preparando los caballones para la siembra de patata en Azuer
En Villahermosa, el mes de marzo
es el elegido por los hortelanos para la siembra de la patata. Se trata de una
planta a la que le afectan las heladas, por lo que los meses de enero y febrero
se descartan de antemano. Incluso plantándola en marzo todavía hay riesgo de
que puedan afectarle heladas tardías, lo que retrasa la producción y produce
unos tubérculos más pequeños, además de aumentar su sensibilidad a plagas y enfermedades.
En general, la tradición manda que las patatas se siembren alrededor del día de
san José, aunque en muchos sitios se adelanta unas semanas cultivando una
pequeña parte de la parcela. De esta forma, si hay suerte y no hiela, se puede
recolectar antes y tener patatas tempranas para consumo. En cualquier caso, acertar en la época de siembra es fundamental para el éxito del cultivo. En
Villahermosa se cultivan varios tipos de patata temprana, de piel blanca o "blanquillas", que se siembran en marzo y pueden recogerse a finales del mes de junio. Otra variedad más, la Desiree de piel roja, es sin embargo semitardía: se planta en mayo y su recolección debe esperar hasta finales de septiembre u octubre. La Desiree
es la patata ideal para guardar de cara al invierno.
Trozos de patata para la siembra
La patata es una planta que
agradece los suelos bien mullidos y aireados, no siendo recomendable plantarla en
terrenos pedregosos puesto que disminuye el tamaño de los tubérculos. Asimismo
acepta muy bien el abonado con estiércol. Si las patatas se siembran en marzo
es recomendable echar el estiércol en diciembre. Muchos agricultores añaden
ceniza de la chimenea ya que este abono aporta un elemento muy beneficioso para
el crecimiento: el potasio. Y una curiosidad: se dice que las fases de la luna
afectan a los cultivos, y que el cuarto menguante favorece que la savia se
concentre en las partes inferiores. Es por ello que en diversas zonas elijan los días de luna decreciente para la siembra de productos con raíces, bulbos o tubérculos comestibles… como es precisamente el caso de la
patata.
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