viernes, 1 de marzo de 2013

FEBRERO SE DESPIDE CON NIEVE



Hacía ya muchos años que no teníamos en el pueblo una nevada tan copiosa y persistente como la de ayer. Febrero se ha despedido como sabe, sorprendiendo a propios y extraños con días típicamente invernales después de regalarnos unas semanas de relativa bonanza.






La sabiduría popular tiene dichos para todo, también para el tiempo imprevisible de febrero: “En enero y febrero, un rato al sol y otro al humero”, y ya se sabe que los refranes no se equivocan nunca… O eso dicen. Primero fue el frío, con temperaturas nocturnas que han alcanzado los -10º en Lizana y demás zonas altas del término. Y después, como si quisiera marcharse a lo grande, el mes termina con una estampa más propia de una postal navideña que de otra cosa.







Comenzó a nevar a media mañana, primero de forma tímida e intermitente, pero al final la capa gris y compacta de nubes se cerraba sobre nosotros y la nieve apretó con fuerza y sin tregua hasta pasadas las 11 de la noche. El paisaje en el día de hoy es impactante y bello como lo reflejan las fotografías realizadas en el parque de Santa Ana. Y aunque la inminente subida de las temperaturas hará que la nieve se derrita en los próximos días, nadie nos va a quitar un fin de semana blanco y perfecto para disfrutar entre amigos y familia.







“La nieve. En el mesón al campo abierto,
se ve el hogar donde la leña humea
y la olla al hervir borbollonea.
El cierzo corre por el campo yerto,
alborotando en blancos torbellinos
la nieve silenciosa.
La nieve sobre el campo y los caminos,
cayendo está como sobre una fosa.
Un viejo acurrucado tiembla y tose
cerca del fuego; su mechón de lana
la vieja hila, y una niña cose
verde ribete a su estameña grana.
Padres los viejos son de un arriero
que caminó sobre la blanca tierra,
y una noche perdió ruta y sendero,
y se enterró en las nieves de la sierra.
En torno al fuego hay un lugar vacío
y en la frente del viejo, de hosco ceño,
como un tachón sombrío
-tal el golpe de un hacha sobre un leño-.
La vieja mira al campo, cual si oyera
pasos sobre la nieve. Nadie pasa.
Desierta la vecina carretera,
desierto el campo en torno a la casa.
La niña piensa que en los verdes prados
ha de correr con otras doncellitas
en los días azules y dorados,
cuando crecen las blancas margaritas”.


Antonio Machado









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